lunes, 3 de noviembre de 2008

TRES NOTICIAS INDIGNANTES


No lo puedo evitar. Lo siento. Acabo de publicar una entrada en la que prometo que habrá buenas noticias, publico la primer buena noticia y luego esta entrada. Pero, ¿qué puedo hacer? Estoy verdaderamente indignado. Poco menos que "encavernado", pa' que no se oiga tan feo. En estos días leí tres noticias que me calaron en los huesos y en la sangre. No le quiero amargar el día a nadie, ya suficiente amargura hay en el mundo, pero SI NO LO DIGO EXPLOTO.

Primera: Tres infames secuestradores inyectan ácido a su plagiado de cinco años para matarlo, pues corrían el riesgo de que los identificara. Dios mio, perdónalos, de veras te lo suplico, perdónalos. Y perdóname a mi, porque cuando leí esto les deseé la más cruel de las muertes a estos desalmados. ¡Qué abominación puede llegar a crearse en el corazón del hombre, en serio!

Segunda: Una auditoría al magisterio detectó que hay maestros que ganan hasta ¡¡¡$ 700,000 MENSUALES!!! ¡Sí, maestros de escuela pública! ¿Señor, dónde estabas cuando elegí mi carrera? Ahi una buena respuesta para quien se pregunta en qué se gastan sus impuestos. Y, curiosamente, son los rijosos, grilleros malnacidos que encabezan las marchas ¡pidiendo más recursos para el magisterio!

Tercera: En Hungría, una maestra hace striptease frente a sus alumnos adolescentes. La inocente pregunta: ¿qué pretendía enseñarles? Y ¿saben qué? no me indigna tanto el hecho en sí como los comentarios hechos por el director de la escuela ante el evidente reclamo de los padres de familia: "Me vi forzado a llamarle la atención a la educadora pero no la despedí porque se trata de una valiosa profesora para la institución... ella en la fiesta no mostró más piel de la que se podría ver en una playa" (fuente: http://www.eluniversal.com.mx/); ¡de ese tamaño! No sé qué me da más miedo, una maestra sin escrúpulos o un director de escuela con tan poco cerebro.
Frecuentemente escribo sobre el cómo nuestras conciencias se han venido deformando de tal manera que ahi están las consecuencias; estas cosas son para condenarlas, y otra buena razón para hacer algo hacia el interior de nuestras familias porque dicen que "el buen juez por su casa empieza" y es que la clave está ahi, en el seno familiar. Una familia unida por el amor, dará un andamiaje sólido para sus miembros; una familia desintegrada -precisamente por la falta de amor- es, en potencia, escuela de un vasto inventario de males sociales.
Para todos nosotros, seres humanos de a pie, propongo esta reflexión: si nos preguntamos por qué pasan tantas cosas malas en el mundo y por qué los diarios están repletos de noticias como éstas respondámonos preguntándonos a su vez, cómo estamos educando a nuestros hijos y cómo permitimos que aquellos que se encuentran en nuestros círculos sociales más cercanos estén educando a los suyos.

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