martes, 3 de junio de 2008

DE VUELTA A LA CAVERNA

¡Figúrate nada más! Ahora los perredistas, que ya casi ven hecho realidad el sueño de convertir al D.F. en una Sodoma con sus recientes “logros” en la Asamblea Legislativa del D.F. respecto a la despenalización del aborto y la aprobación de la Ley de Sociedades de Convivencia, llevan su ignorancia de grado heróico a la tribuna de la cámara alta para buscar que se despenalice el aborto ¡en México! Las lenguas del escándalo andan sueltas y visten de corbata. Lo que yo me pregunto es ¿qué pasa con el resto de nuestra sociedad? ¿Está dormida? ¿En qué momento se nos brincaron a la primera fila estos aborígenes? ¿Nuestros representantes? ¡Yo no voté por ellos! Y resulta que ahora tienen en sus manos el papel y la pluma para escribir la historia que deberán de vivir mis hijos, ¿quién les confirió ese derecho? Veo con profundo dolor que un puñado de gente sin preparación, sin escuela, sin escrúpulos tiene el poder de decidir por varios millones de gritos silenciosos que, desafortunadamente, no atraen los reflectores ni las cámaras. Yo no estoy de acuerdo. Se trata de evolucionar, no de volver a las cavernas, a vivir en una promiscuidad sexual absoluta y bajo la ley del garrote. Se trata de impulsar todo tipo de iniciativas que promuevan el respeto a la vida y la dignidad del ser humano, a dar mayor proyección a las mentes brillantes que pululan en nuestras instituciones educativas de todos los niveles académicos, sociales y culturales para el desarrollo de nuevas teorías en el campo de la tecnología o de la ciencia, y no de reinventar la rueda. Las leyes y reglamentos que emanan de nuestras costumbres y usos deben ser enfocadas al fomento de una mejor convivencia social y no a convertir en legítimo lo que por naturaleza es aberrante. Lo dijo Santanaya: “quien no conoce la historia está condenado a repetirla” y yo creo que a los políticos perredistas les haría mucho bien abrir un libro de historia y leerlo, aunque sea que sus asistentes, chalanes o garroteros se lo den ya resumidito, porque a mi me parece que ni a leer aprendieron.

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